No, no es el cabo Rusty de mayor...
La nueva versión cinemtográfica del clásico de la literatura de ciencia ficción de Richard Matheson no adopta más que lo periférico de esta. Se queda en lo anecdótico.
Uno de los aspectos más importantes de la novela (y de anteriores versiones cinematográficas de la misma), algo que le aporta sentido a toda la obra y uno de sus más importantes aciertos, es la idea de que al final el verdadero monstruo de la historia es Robert Neville, que se dedica a masacrar a esa nueva sociedad de "vampiros mutantes" bajo el aspecto del salvador de la humanidad, cuando ya no hay humanidad que salvar, puesto que la verdadera realidad que habita ahora el planeta son esos seres que él destruye indiscriminadamente. Todo esto se ha perdido en la nueva versión. Will Smith en ningún momento se cuestiona qué está bien o qué está mal en lo que hace y en su legitimidad. Esa dimensión acerca de la naturaleza de la monstruosidad, que no es más que aquello que se aparta de la norma, de lo común, no tiene cabida en esta nueva versión, que se deja llevar más por la típica trama apocalíptica del género de zombis que de seguir el luminoso camino abierto por Matheson en los años cincuenta.
Por lo demás es una buena película del género apocalíptico, con numerosos homenajes a grandes clásicos como The quiet Earth (como los "diálogos" que Neville sostiene con infinidad de maniquíes), película australiana de los ochenta que, como ya dijimos en zombi.blogia, es un remake de The world, the flesh and the devil (perfecta película apocalíptica que sienta las bases del género).
A continuación haré algo de SPOLIER, comentando lo mejor y lo peor de la película...
Nos gustó:
1. La escena en que Neville queda colgando en la trampa que le han tendido los vampiros a la entrada de su guarida. Resulta impecable en su totalidad. Logra sumirnos en una agitación absoluta, viendole ahí atrapado mientras el sol comienza a ponerse en el horizonte.
2. La recreación de un Nueva York convertido en selva, que recuerda al relato de La ciudad de Herman Hesse, donde el bosque ha ido ganándole terreno al asfalto. Especialmente sugerente es el plano del comienzo de la película donde se nos muestra un paso subterráneo atestado de coches y completamente inundado como si de un lago de la sabana africana se tratara. Solo falta un taxista británico que diga "¡Atajemos por el subterráneo!". Aunque quizás resulta exagerado que todos esos cambios hayan tenido lugar en tan solo tres años (lo de los leones sobra, sobre todo porque nunca acompañarían en su cacería a la leona ni el macho ni la cría).
3. El momento "ven aquí, lindo minino..." en el que Will Smith se adentra en las sombras para rescatar a su perrita Sam. Como bien me decía Alfie, de Videodromo, habría que escribir un artículo sobre las mascotas en el cine de terror (desde el gatito de Alien hasta la iguana de Terminaitor).
4. Sus conversaciones con los maniquíes, homenaje a Ranald McDougall que comentábamos antes.
5. Las canciones de Bob Marley...
No nos gustó:
1. El final, que no solo hace desaparecer la idea de la monstruosidad antes referida (y vital en la obra de Matheson), sino que, para colmo de males, es esperanzador y positivo, cuando esta historia es una total anti-utopía. Ahora que a más de uno de nosotros le encantaría formar parte de ese grupo de supervivientes en Vermont. ¿Y el absurdo de toparse de frente con sus puertas? Será que Vermont es de reducidas dimensiones...
2. El aspecto de los "vampiros". ¿Qué fue del "Come out and play, Neville"? Siempre sostuve que la obra de Matheson y todas sus versiones cinematográficas se enclavaban el género zombi, pero en esta no hay ninguna otra posibilidad. Al igual que ya sucedió 30 días de noche los vampiros se comprotan más como zombis que como cualquier otra cosa. El líder es más un Big Daddy que achucha a los suyos con gestos en una dirección cual escuadrón suicida del Viet Cong, que el líder carismático de Omega man. No hablan, solamente gruñen y muerden, se dan cabezazos, como lo haría un zombi de los rápidos de 28 días después o del remake de Dawn of the dead. Por otro lado, si nos atenemos a su aspecto físico, es decir, a cómo están "maquillados" (se ha hecho todo por ordenador), no resultan muy convincentes.
3. La escena en la que Neville se enfrenta de noche a la horda de infectados y es rescatado in extremis. Como no sabían cómo sacarlo de ahí hacen un fundido en negro en el que se aprecian unos resplandores supuestamente de luz ultravioleta y listo...
4. El ataque final a la casa donde vemos que Will Smith esconde hasta rifles de asalto en el paragüero (y una granada en un cajón de la mesa del laboratorio siempre viene bien, sobre todo porque con ella se cepilla a todos los infectados de la zona...). ¡Eso es previsión, sí señor! Resulta que su casa está totalmente blindada pero lo que realemente era efectivo es que los infectados desconocían dónde se refugiaba por las noches. En cuanto lo averiguan las defensas resultan inútiles.
En fin, que merece la pena verla, pues resulta entretenida desde el punto de vista apocalíptico y zombi, aunque desmerece con mucho a las versiones predecesoras con Charlton Heston y Vincent Price encarnando a Neville. Pero no porque Will Smith haga mal su trabajo, al contrario (aunque por un momento pensé que se iba a poner a rapear, cuando canta una de Bob Marley; que no me imagino yo a un teniente coronel del US Navy cantando a Bob Marley), sino por la mala adaptación de la novela, donde cogen "Soy leyenda" por las hojas, descuidando su esencia y centrándose en lo superficial.
...Deben ser amigos, porque vienen todos juntos...