Si carecéis de este libro, vuestras posibilidades de supervivencia en caso de Apocalipsis Zombi se verán mermadas drásticamente. En otras palabras: si quieres ser uno de los vivos, lee a John Seymour.
La edición que manejo es la primera edición en español, del año 1979. El original se titula The complete book of self sufficiency, Dorling Kindersley Limited, Londres, 1976. Hoy en día podéis encontrarlo en edición conjunta con su manual de cultivo de hortalizas o por separado. No dejéis de adquirirlo.
El libro trata sobre cómo conseguir ser totalmente autosuficiente, cómo poder prescindir de todo y de todos y no necesitarnos más que a nosotros mismos. Nada que ver con el himno a la autosuficiencia de Parálisis Permanente. Esto es algo mucho más serio. Aunque desde aquí nos inclinamos ante el carisma de Eduardo Benavente.
Empezaré citandoos unas frases de su prólogo:
Autosuficiencia no es un retroceso a un pasado idealizado en el que las personas se afanaban por conseguir los alimentos por medios primitivos y se quemaban unso a otros, sospechosos de brujería. Es el progreso hacia una nueva y mejor calidad de vida. [...]
Autoabastecimiento no significa retroceder a a un nivel de vida más bajo. Al contrario, es la pugna por conseguir uno más alto.. alimentos frescos, buenos, y orgánicamente elaborados, una vida grata en un ambiente agradable.
Parece claro extraer una conclusión: tenemos frente a nosotros el libro definitivo para poder sobrevivir cuando la sociedad actual se colapse.
El índice nos da una idea de que en sus 250 páginas encontratremos todo lo necesario para cuidar de nosotros y nuestros seres queridos cuando los muertos hereden la tierra:
-La vía hacia la autosuficiencia: el cilco natural, las estaciones, la finca de media hectárea, la de dos, etc.
-Productos alimentarios: cómo desbrozar y drenar el terreno, su irrigación, bosques, siembra, cereales, molienda, la tracción animal, la panificación, malta, fabricación de cerveza, gramíneas, cultivos en hileras, etc.
-Alimentos de origen animal: animales de granja, la mantequilla, la leche, la carne, la miel, etc.
-Productos hortícolas: la siembra, plagas, el invernadero, frutales, hierbas, conservación de frutas y verduras, embotellado, encurtidos, mermeladas, elaboración de sidra y vinagre, etc.
-Productos de caza y pesca: caza, pescados, mariscos, etc.
-Energía natural: ahorro de energía, energía hidráulica, solar, eólica, combustibles residuales, etc.
-Artesanías: cestería, alfarería, hilatura de lana y algodón, tintes, el lino, curado y curtido, fabricación de ladrillos y tejas, metalurgia, tallado de madera, pozos y viveros para paeces, el horno universal, etc.
De vez en cuando comentaremos aquí algún pasaje del libro para ilustrar algún aspecto de nuestra futura supervivencia. Hoy hablaremos de que no hay que renunciar a algunas comodidades porque los no-muertos estén ahí fuera campando a sus anchas y nosostros aquí dentro, refugiados y con miedo al mañana.
El agua caliente:
¿Por qué renunciar a una buena ducha con agua caliente? John Seymour nos muestra que proporcionarnos agua caliente no es tan complicado. Hay varios métodos, algunos más sencillos e inmediatos que otros (partimos de un clima templado y de un abastecimiento de agua como un río o similar, evidentemente).
El metodo más sencillo de todos sería disponer una larga manguera negra revestida en su totalidad por botellas de cristal. El efecto resultante será un calentamiento importante del agua que salga por esa manguera. Ojo que puede llegar a quemar...
Pintar radiadores de negro, colocarlos en un ángulo de 45º y hacer que el agua pase a través de ellos puede ser un método igualmente enficaz o más y no mucho más complicado. Icluso se pueden complementar ambos sistemas, primero los radiadores y luego la manguera.
Si ya queremos rizar el rizo, podemos disponernos a acometer una importante obra y llevar a cabo lo que se denomina el calentamiento de agua por escurrimiento, colocando una enorme cubierta metálica ondulada negra en el tejado bajo una cristalera sobre la que dejar escurrir el agua. Evidentemente necesitaremos una bomba que haga subir el agua al tejado (¡a pedalear, amigo!).
Pues ya sabéis que no será para tanto el Apocalipsis si realmente estamos preparados para ello. Icluso podremos tomarnos una buena cervecita hecha con nuestras propias manos después de un dura día de trabajo protegiendo el refugio.